En el sistema fiscal español existen ciertos impuestos dirigidos a los beneficios que nos otorga la seguridad social. No obstante, puede darse la casuística en que no se paguen o se evadan de alguna manera. Es aquí cuando surge la pregunta sobre cuándo se considera incobrable una deuda con la seguridad social. Sigue leyendo este post si estás interesado en obtener información sobre esto.
¿Cómo cancelar sin pagar una deuda de la seguridad social?
Gracias a la ley de segunda oportunidad se pueden cancelar hasta 10.000€ de deuda sin pagarlas y el resto proponer un plan de pagos.
Para solicitar esto no es necesario que haya prescrito la deuda, es un derecho que tienen los deudores. Además también se podrán cancelar el 100% del resto de deudas privadas que no se puedan pagar, tarjetas, préstamos personales, ect…
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¿Qué son las deudas de seguridad social?
Una deuda con la seguridad social se refiere a una cantidad de dinero que una persona, empresa u organización debe pagar al sistema de seguridad social, el cual proporciona beneficios y servicios de protección social, como la atención médica, la jubilación y la ayuda económica a las personas y sus familias. La deuda puede ser el resultado de no pagar las contribuciones correspondientes al sistema, como las contribuciones de los empleadores, los trabajadores y los autónomos, o de incumplir las obligaciones legales relacionadas con la seguridad social. Es importante pagar las deudas con la seguridad social para evitar sanciones y penalizaciones, y para garantizar el acceso continuo a los beneficios y servicios que ofrece.
Los sujetos responsables del pago de estas deudas pueden ser trabajadores autónomos, empresas y, en algunos casos, trabajadores por cuenta ajena, en situaciones específicas donde la legislación así lo establezca. El cumplimiento de estas obligaciones es fundamental para garantizar los derechos de los trabajadores y el correcto funcionamiento del sistema de seguridad social en España.
¿Cuándo se considera incobrable una deuda con la seguridad social?
Una deuda con la Seguridad Social se considera incobrable cuando, tras agotar todos los recursos y esfuerzos necesarios para su recuperación, no es posible obtener el pago. Esto puede suceder si la persona, empresa u organización responsable de la deuda ha cerrado, ha declarado bancarrota, o está en una situación financiera crítica sin capacidad de pago.
La incobrabilidad no implica la extinción de la deuda ni exime al deudor de su responsabilidad. Indica que la Seguridad Social ya no puede continuar con acciones legales para reclamar el pago debido a la expiración del plazo de prescripción. Este plazo proporciona seguridad jurídica, evitando la indefinición en el tiempo de las obligaciones pendientes y ofreciendo certeza tanto a acreedores como a deudores.
Es esencial distinguir entre una deuda incobrable por prescripción y una incobrable por insolvencia del deudor. En el primer caso, la deuda sigue existiendo y es exigible, pero está limitada por el tiempo legal para su reclamación. En el segundo, la deuda es actual y exigible, pero el deudor no tiene los recursos económicos para pagarla.
La Seguridad Social tiene procedimientos para tratar las deudas incobrables. En algunos casos, se puede llegar a un acuerdo de pago con el deudor, estableciendo condiciones y plazos para el pago. También puede realizarse un cobro judicial o mediante la ejecución de bienes.
Es importante evitar que una deuda llegue a ser incobrable manteniendo al día los pagos y cumpliendo con las obligaciones legales en materia de seguridad social. Mantenerse al día con estos pagos ayuda a prevenir problemas mayores y asegura el cumplimiento con el sistema de seguridad social.
¿Cuáles son los plazos de caducidad de una deuda con la Seguridad Social?
La caducidad de una deuda con la Seguridad Social varía según la legislación de cada país. En términos generales, se refiere al período máximo durante el cual la Seguridad Social puede reclamar una deuda antes de que esta prescriba y ya no pueda ser legalmente reclamada.
En España, la Ley General de la Seguridad Social establece que las deudas prescriben a los cuatro años desde el momento en que son exigibles, salvo excepciones específicas que extienden este plazo. Por ejemplo, las cotizaciones de los trabajadores autónomos tienen un plazo de prescripción de cinco años.
El periodo de prescripción comienza al día siguiente del vencimiento del plazo reglamentario para el pago. Esto significa que, una vez finalizado el tiempo estipulado para el pago voluntario sin que este se haya efectuado, se inicia el cómputo de la prescripción.
Cualquier acción que implique el reconocimiento de la deuda por parte del deudor, o cualquier acto administrativo dirigido a la reclamación o cobro de la deuda por parte de la Seguridad Social, interrumpe el plazo de prescripción y reinicia su cómputo desde el principio.
Es crucial entender que la caducidad no implica la cancelación automática de la deuda. Se trata de un límite temporal para que la Seguridad Social pueda reclamarla. Si el deudor reconoce la deuda o realiza un pago dentro del plazo de prescripción, este se interrumpe y el cómputo se reinicia.
Por lo tanto, es esencial mantener un seguimiento de las deudas con la Seguridad Social para evitar que prescriban y asegurar su pago dentro del plazo correspondiente. La precisión en la contabilización de estos plazos es vital, ya que, una vez transcurridos los cuatro años sin interrupciones, la deuda se considera incobrable por prescripción, limitando las acciones de cobro de la Seguridad Social.
Interrupción de la prescripción
La deuda con la Seguridad Social prescribe en un plazo de 4 años, pero este plazo puede ser interrumpido por varias acciones, lo que reinicia el cómputo del tiempo. Las causas que interrumpen la prescripción incluyen:
- Reconocimiento de la Deuda: La prescripción se interrumpe cuando el deudor reconoce explícitamente la deuda, ya sea mediante un acto inequívoco, como un pago parcial o la admisión de la deuda en comunicaciones con la Seguridad Social. Este reconocimiento puede ser tanto expreso como tácito.
- Reclamación Administrativa: La notificación al deudor de cualquier acto administrativo ejecutivo que reclame el pago de la deuda interrumpe la prescripción. Esto incluye providencias de apremio, requerimientos de pago y otras notificaciones oficiales cuyo objetivo sea el cobro de la deuda.
- Actos de Cobro: La prescripción también se interrumpe con cualquier acción de cobro realizada por la Seguridad Social, como embargos o procedimientos de apremio. Es crucial que estos actos sean formales y notificados adecuadamente al deudor.
- Procedimiento Sancionador: El inicio de un procedimiento sancionador relacionado con la deuda también interrumpe la prescripción. Estos procedimientos pueden derivar en sanciones adicionales que aumenten la deuda inicial o que estén directamente vinculadas al incumplimiento que originó la deuda.
La interrupción de la prescripción es un mecanismo que protege los intereses de la Seguridad Social, permitiéndole salvaguardar su derecho al cobro de las deudas dentro de un nuevo plazo. Los deudores deben ser conscientes de que cualquier acción que interrumpa la prescripción afectará directamente el período durante el cual la Seguridad Social puede ejercer acciones legales para el cobro de la deuda, reiniciando el cómputo del tiempo y extendiendo el período disponible para estas acciones.
Consecuencias de la Incobrabilidad
Cuando una deuda con la Seguridad Social en España se considera incobrable debido al transcurso del plazo de prescripción de cuatro años, se producen una serie de consecuencias legales y administrativas que afectan tanto a la entidad acreedora como al deudor.
Desde el punto de vista de la Seguridad Social, la incobrabilidad de una deuda implica que la entidad ya no puede ejercer acciones de cobro forzoso. Esto significa que no se pueden iniciar o continuar procedimientos de apremio, embargos de bienes o cualquier otra medida ejecutiva para recuperar el monto adeudado. La administración pierde su derecho a reclamar judicialmente el pago de la deuda, lo que en la práctica conlleva la renuncia a su cobro.
Para el deudor, la incobrabilidad de la deuda no implica su extinción. La obligación financiera subsiste, pero queda en un estado de inactividad procesal, dado que la Seguridad Social no puede tomar medidas legales para exigir su cumplimiento. Sin embargo, es importante que el deudor sea consciente de que, aunque la deuda sea incobrable, esta puede seguir figurando en los registros de la Seguridad Social y potencialmente afectar su reputación crediticia y capacidad para acceder a futuros beneficios o servicios.
Además, la incobrabilidad no exime al deudor de la responsabilidad que pudiera derivarse de la deuda en términos de sanciones o recargos que se hubieran generado antes de la prescripción. Estas sanciones y recargos pueden seguir siendo exigibles por la Seguridad Social si no han prescrito.
En resumen, la incobrabilidad por prescripción libera al deudor de la presión del cobro activo, pero no elimina la deuda ni las posibles consecuencias negativas asociadas a la misma.
¿Cuándo se considera incobrable una deuda en general?
Una deuda se considera incobrable cuando, después de haber realizado todos los esfuerzos razonables para cobrarla, no se ha logrado obtener el pago de la misma. Esto puede ocurrir en diferentes situaciones, como por ejemplo, cuando el deudor ha fallecido o ha desaparecido, o cuando se encuentra en una situación financiera difícil que le impide hacer frente a sus obligaciones de pago.
La incobrabilidad de una deuda puede tener diferentes consecuencias dependiendo de la naturaleza de la misma y de las leyes y regulaciones que se apliquen. En algunos casos, puede ser posible recuperar la deuda mediante procesos judiciales o mediante la ejecución de bienes del deudor. En otros casos, la deuda puede ser cancelada o perdonada por parte del acreedor, o bien, puede ser registrada como una pérdida en los estados financieros.
Es importante destacar que, aunque una deuda sea considerada como incobrable, esto no significa que el deudor quede exento de su responsabilidad de pago. El acreedor puede seguir realizando los esfuerzos necesarios para recuperar la deuda, y en algunos casos, puede incluso requerir la colaboración de entidades o autoridades competentes para hacerlo.
Ahora ya conoces información sobre cuándo se considera incobrable una deuda con la seguridad social y en general. ¿Qué opinas sobre esta información?
Referencias Legales
Las disposiciones legales que regulan la prescripción y la incobrabilidad de las deudas con la Seguridad Social en España se encuentran principalmente en la siguiente normativa:
- Ley General de la Seguridad Social (LGSS):
- Artículo 21, que establece el plazo de prescripción de cuatro años para las acciones para exigir el pago de las deudas con la Seguridad Social.
- Artículo 22, que detalla las causas de interrupción de la prescripción de las deudas con la Seguridad Social.
- Real Decreto 1415/2004, de 11 de junio, por el que se aprueba el Reglamento General de Recaudación de la Seguridad Social:
- Artículos 24 al 27, que regulan el procedimiento de aplazamiento y fraccionamiento del pago de deudas con la Seguridad Social.
- Artículos 28 al 34, que establecen el procedimiento de reclamación de deudas y las acciones de cobro que puede ejercer la Seguridad Social.
- Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS):
- Artículos 40 y 41, que contemplan las infracciones y sanciones relacionadas con el incumplimiento de las obligaciones de afiliación, alta y cotización a la Seguridad Social.
Estas referencias legales constituyen el marco normativo que debe ser consultado para obtener una comprensión detallada de los términos y condiciones bajo los cuales una deuda con la Seguridad Social puede ser considerada incobrable, así como las acciones que pueden interrumpir la prescripción y las consecuencias de dicha incobrabilidad.
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